lunes, 30 de noviembre de 2009

4. LA REVOLUCIÓN MEXICANA


La revolución mexicana estalló como resultado de varios factores: la específica situación histórica del país; la crisis generada del gobierno de Porfirio Díaz; el fracaso de una solución pacífica a la sucesión presidencial de 1910; las aspiraciones de las clases medias y populares, contrarias al régimen oligárquico, y el complejo contexto internacional de aquellos días.
México era el único país que combinaba crecimiento económico con gobierno dictatorial y con graves problemas agrarios.
Solo en México se dio una explosiva combinación, que hacía posible la alianza de campesinos, obreros y clases medias.
En la segunda etapa del largo régimen porfirista, se distinguió por el perfeccionamiento de la mecánica política y por el notable crecimiento económico alcanzado.

El comercio exterior también recibió gran impulso, con lo que México adquirió un nuevo puesto entre todas las naciones del mundo. Fueron años definidos, ilustrativamente, con el lema de “poca política y mucha administración”.
La crisis de finales del régimen porfiriano fueron graves, múltiples, simultáneas e insolubles y afectaron con intensidad variada todos los aspectos político, económico, social, diplomático y cultural.
El sistema político porfiriano sufrió otra costosa transformación durante los mismos años.
La crisis económica tuvo causas estructurales y coyunturales, internacionales y nacionales. Primero que todo, el crecimiento había sido desigual y disparejo.
En 1907 una severa depresión económica azotó a Europa y Estados Unidos, encareciendo sus importaciones y disminuyendo las exportaciones mexicanas. Por lo que respecta a los hacendados, la falta de créditos también los obligó a reducir sus cultivos, afectando el nivel de empleo y los ingresos de sus diversos tipos de trabajadores.

El porfiriato padeció también una severa crisis social desde finales del siglo XX. En el ámbito rural, tuvo su origen en la pérdida de tierras sufrida por las comunidades campesinas, desde que l crecimiento urbano-demográfico provocó un aumento en la demanda de productos agropecuarios, y cuando dicha demanda pudo ser satisfecha con un extenso sistema ferroviario. La crisis social afectó también a los sectores urbanos.
La crisis en el ámbito cultural fue igualmente importante a principios del siglo XX comenzó a ser cuestionado el positivismo como ideología gubernamental. Durante los últimos años del régimen porfiriano se padecieron severas crisis en todos los ámbitos de la vida pública nacional.

Los problemas enfrentados al final del gobierno porfirista generaron críticas y movimientos opositores entre diversas clases sociales y grupos políticos, algunos de ellos merecen que se les considere precursores de la Revolución mexicana. Los primeros en expresar sus críticas fueron ciertos sectores católicos. A pesar del acercamiento entre el gobierno y la Iglesia católica logrado en el porfiriato, se censuraba moderadamente a Díaz por conservar los principios liberales anticlericales de la Constitución de 1857, por el alto número de masones existente entre sus colaboradores, por el apoyo otorgado a los protestantes, especialmente en el norte del país, por la decisión gubernamental de que la filosofía positivista, abiertamente anticatólica, dominara parte de la educación pública nacional. De los reclamos contra la situación agraria, los católicos pasaron a censurar el militarismo, el caciquismo y la falta de democracia.

En 1900 surge otro importante grupo antiporfirista, encabezado por descendientes de los liberales de mediados de siglo y en el que participaron diversos sectores de la clase media urbana, como profesionistas, periodistas, maestros y estudiantes, con el objeto de que se presionara a Díaz para que aplicara dichos principios: anticlericalismo, libertad de expresión, democracia electoral, separación de poderes, adecuada administración de justicia y autonomía municipal. Para iniciar dichas labores se convocó a los defensores a un congreso en San Luis Potosí, entre los asistentes Jesús y Ricardo Flores Mangón. Dichas labores trajeron como resultado la radicalización de los liberales.
Antonio Díaz Soto y Gama, joven abogado potosino, fue encarcelado por un discurso en el que, en forma inusitada, dirigió críticas directas contra Díaz en el periódico de aquella época llamado Regeneración.
El gobierno aumentó la represión, lo que forzó a muchos de aquellos liberales a optar por el exilio, radicándose en estados Unidos. Regeneración, durante un tiempo siguieron proponiendo métodos pacíficos de lucha y se mantuvieron afines a la ideología liberal.
El mayor error estratégico magonista, producto de la radicalización y el distanciamiento, consistió en convocar a las armas en 1908, decisión que provocó nuevas escisiones.

El país entró en un autentico optimismo democrático, en espera de las elecciones de 1910, pues se había prometido que serían libres sin la participación reeleccionista de don Porfirio. Algunos de los que se oponían a la reelección de Porfirio Díaz fueron el político Venustiano Carranza; el médico tamaulipeco Francisco Vázquez Gómez; Luis Cabrera, abogado y periodista poblano y José Ma. Maytorena, hacendado sonorense, entre otros.
En términos sociales prácticamente todas las clases sociales tenían reclamos contra el régimen, especialmente las clases medias y los sectores populares, en términos políticos el gobierno de Díaz estaba muy debilitado y por primera vez enfrentaba una oposición organizada y generalizada: el movimiento antirreeleccionista.
El crecimiento del antirreeleccionismo a partir de la alianza con numerosos elementos, que prefirieron luchar electoralmente y no con armas en la mano, orilló a Díaz a dirigir contra él sus medidas represivas. Al saber que Díaz había aceptado presentar su renuncia, muchos decidieron incorporarse a los alzados aunque fuera tardíamente. Fue entonces cuando aparecieron protagónicamente gente como el arriero y comerciante chihuahuense Pascual Orozco; como Pancho Villa, que en cierto sentido era un bandolero nacido en Durango y que operaba en Chihuahua; Emiliano Zapata domador de potros y José María Pino Suárez, abogado y periodista nacido en Tabasco pero radicado en Yucatán.
El llamado alas armas, para el 20 de noviembre de 1910, no fue secundado por sus seguidores antirreeleccionista, pues no reunían las condiciones adecuadas para una aventura armada fue una cruel advertencia gubernamental y un sacrificio paradigmático del destino que esperaba a los antirreeleccionistas citadinos que se involucraban con la rebelión.
La presidencia de Madero, iniciada a finales de 1911y concluida con violencia en febrero de 1913, se distinguió por las transformaciones políticas a que dio lugar. La libertad electoral impulsada por Madero y el derrumbe del grupo porfirista permitieron la llegada de gobernadores muy diferentes a los anteriores. La presidencia de Madero trajo, consecuentemente prácticas políticas más democráticas: hubo elecciones libres y libertad de expresión; el Poder ejecutivo dejó de dominar al Legislativo y al judicial.

Las principales oposiciones violentas que padeció el gobierno maderista fueron cuatro: dos encabezadas por beneficiarios del régimen porfirista: Bernardo reyes y Félix Díaz, y dos por los alzados antiporfiristas desilusionados: Emiliano Zapata y Pascual Orozco.
Félix Díaz se alzo en armas en Veracruz varios meses después, en octubre de 1912, clamando contra la incapacidad de Madero para imponer orden en el país
Para poder vencer a los orozquistas el gobierno puso al mando de la campaña al general Victoriano Huerta, a quien otorgó numeroso elementos y recursos. A finales de 1912 y principios de 1913 Madero empezó a sentirse consolidado, creyendo que finalmente había alcanzado la estabilidad.
La lucha contra Huerta comenzó en marzo de 1913 en el norte del país.
Además de fuerza militar, la principal contribución del villismo a la lucha constitucionalista fue haberle dado un enorme y protagónico contingente de origen popular: gracias al villismo la lucha antihuertista norteña no se limitó a ser una lucha legalista y de clases medias.
Villa dominó completamente Chihuahua a finales de 1913 y principios de 1914.
Hacia marzo y abril de 1914, luego de prepararse durante un par de meses, los ejércitos norteños iniciaron su descenso al centro con el objeto de desalojar a Huerta de la capital del país. La derrota de Huerta era inevitable e inminente, dado que su ejército carecía del necesario espíritu de triunfo y operaba con una estrategia defensiva y estática, parapetándose en las principales ciudades

La revolución mexicana tomó un nuevo derrotero con la ocupación de la ciudad de México y el triunfo sobre el gobierno y el ejército huertista, victoria plasmada en los tratados de Teoloyucan, de agosto de 1914.
Hubo un intento por resolver pacíficamente las controversias y llegar a un proyecto común, las diferencias eran insalvables. Por lo tanto, el inevitable conflicto asoló al país durante todo 1945, en la etapa conocida como la “guerra de facciones”.
Derrotado el enemigo común-Huerta- los victoriosos ejércitos se enfrentaron entre si.
Los bandos habían quedado definidos: los obregonistas resolvieron posponer sus ambiciones de mando y sus afanes de imponer su proyecto. Por otra parte los villistas y zapatistas creyeron que, al ser ambos de origen popular, podían aliarse y luchar por imponer un proyecto común, pacto que sellaron en Xochimilco a finales de 1914
En menos de un año los constitucionalistas derrotaron a los villistas y zapatistas, convirtiéndose en grupos guerrilleros limitados a sus respectivas regiones. La facción constitucionalista siempre tuvo el mismo liderazgo incontrovertible. El constitucionalista era un grupo altamente homogéneo en 1915, con la disciplina suficiente para conservar su unidad, identidad y estructura.
El acercamiento o el alejamiento de los diversos grupos sociales dependió del proyecto de cada facción, así como la viabilidad de cada proyecto estuvo determinada por la fuerza política y militar de la facción que lo sostuviera.
1916 se caracterizó por un claro proceso institucionalista y por el predominio de las actitudes moderadas en la facción vencedora. En tanto los villistas y zapatistas pasaron de ser una amenaza nacional grave a ser dos problemas regionales, el gobierno carrancista dejó de requerir apoyos populares masivos, por lo que comenzó a revertir la tendencia dominante en 1914 y 1915, de hacer grandes concesiones sociopolíticas a tales sectores.
En algunos aspectos hubo, a lo largo de la lucha armada, planteamientos más radicales, es indudable que la Constitución de 1917 fue la única propuesta completa de reorganización nacional; además tenía gran amplitud ideológica, legitimidad política y representatividad sociogeográfica. La puesta en vigor de la nueva constitución y el inicio de la presidencia constitucional de Carranza, en mayo de 1917, dieron comienzo formal al México posrevolucionario.
Es incuestionable que la Revolución mexicana fue el acontecimiento nacional más importante del siglo XX, en tanto que su proceso produjo un nuevo Estado, todavía hoy vigente, dominado por unas clases medias no radicales pero que entendieron la necesidad de satisfacer los principales reclamos de los grupos populares que habían participado decisivamente en la lucha revolucionaria.

3. EL PROFIRIATO



El Porfiriato constituye un caso clásico de capitalismo dependiente en expansión. A partir de 1880 que se dio una especie de unificación y consolidación de la clase dominante del país, simbolizando tal hecho el matrimonio del mismo Porfirio Díaz con una hija de Manuel Romero Rubio, el cual, aunque siendo liberal, se conectaba a través de su esposa con la clase dominante tradicional y con la alta jerarquía eclesiástica.




Entre 1880 y 1896 se instaló un nuevo sistema hacendario y se tomaron otras medidas favorables a la centralización de las decisiones y se tomaron otra economía y gasto público. Desde los primeros tiempos del régimen de Porfirio Díaz, el interés norteamericano en invertir en México era evidente. Pero el gobierno mexicano no tenía la intención de limitar las amenazas virtuales del vecino del norte. En cuanto a la minería la ley de 1892, abandonando la tradición española de la propiedad privada, irrevocable y perpetua según una concepción individualista. Los capitales extranjeros constituyen uno de los temas más notorios en la concerniente al Porfiriato, existe la tendencia a considerar que suscitaron el crecimiento económico del periodo. La dependencia tecnológica hacia el exterior siguió siendo muy fuerte.



El gobierno porfirista estaba fuertemente influenciado de las ideas del liberalismo económico, lo que favorecía la colocación de capitales extranjeros en nuestro país, ya que dicho capital contaba con un “Estado Policía”. La dependencia respecto al exterior, se manifestó en la orientación general de las inversiones y en la proyección de la economía nacional hacia el exterior.
Existía el grupo de “las 170” que eran las sociedades anónimas importantes que existían en México en 1910-1911, tenían un capital conjunto de 1650 millones de pesos. La inversión se centraba en tres actividades: ferrocarriles, minería y bancos.
El capital extranjero tenía una enorme importancia en la economía mexicana. De las 170 sociedades anónimas consideradas, ejercía el control sobre 130. El capital extranjero dominaba todas las actividades más importantes de la economía nacional, en las que invertía el 53% de los ferrocarriles, hacia el 100% en petróleo.
Las actividades que tenían una mayor inversión eran la minería y metalurgia, el petróleo, los bancos, la electricidad, la industria, los ferrocarriles y las empresas agrícolas.

El grupo norteamericano era el más importante y ejercía una poderosa influencia en nuestra economía en la época porfiriana.

El grupo británico ocupaba el segundo lugar del poder económico y le correspondía alrededor de la cuarta parte del capital de las 170 sociedades anónimas más importantes del país







En tercer lugar se colocaba Francia de entre los grandes inversionistas en la economía mexicana.













En cuarto lugar se encontraba el grupo mexicano compuesto por dos sectores, el formado por el gobierno y el constituido por el sector privado mexicano.



Al finalizar el Porfiriato, más del 95% de las aldeas comunales habían perdido sus tierras. La expropiación en gran escala de tierras indígenas creó una nueva reserva de mano de obra. Las nuevas plantaciones, las minas y en menos grado las industrias, tenían necesidad de trabajadores.

Durante este periodo había cuatro clases de trabajadores en las haciendas mexicanas:
1) Peones de residencia permanentemente conocidos por diversos nombres
2) Trabajadores eventuales que labraban las tierras de la hacienda por tiempo ilimitado durante el año
3) Arrendatarios
4) Medieros o aparceros
Los peones acasillados o gañanes, vivían permanentemente en la hacienda. Su ingreso provenía de diferentes fuentes. Había la pequeña parcela que les cedía el hacendado; una ración de maíz y a veces otros bienes que les dejaban anualmente las haciendas.
La primera obligación de los peones era labrar las tierras del hacendado o cuidar el ganado cuando fuera necesario, pero a veces tenían que hacer trabajos domésticos y ocasionalmente se les requería para pelear por la hacienda.
Durante el Profiriato el trabajo en las haciendas tomó diferentes rumbos en el sur tropical, en la mesa central y en el norte del país. Los agricultores del sur tenían varias maneras de incrementar la producción:
1) Aumento en el uso de maquinaria.
2) Utilizando la mano de obra contratada.
3) Cambiando el modo de utilizar a los trabajadores de la hacienda.
4) Aumentando el número de los trabajadores procedentes de las aldeas comunales.
Los trabajadores contratados eran campesinos desposeídos y trabajadores desempleados de la ciudad de México y de otras partes del centro, atraídos a los trópicos por los altos salarios que se ofrecían o simplemente inducidos a firmar contratos durante una borrachera.
En cuanto a la educación, el carácter laico de la enseñanza es el consiguiente forzoso de la independencia de la Iglesia y el estado. La instrucción religiosa y las prácticas oficiales de cualquier culto quedan prohibidas en todos los establecimientos de la federación de los estados y municipios.
El objetivo de la educación primaria era “desarrollar armónicamente la naturaleza del niño, en su triple modo de ser: físico, moral e intelectual, único medio de formar en el un hombre perfecto.”
Se consideró urgente la educación de los adultos, pues estos eran los primeros que debían depositar “el germen de las virtudes morales y cívicas en el corazón de sus… hijos” y ayudar al maestro en su tarea educativa.
Otra de las realizaciones en la línea de la integración de la enseñanza oficial fue la “nacionalización” de las escuelas lancasterianas y de la beneficencia, en 1890. Tal vez lo más importante de la época porfirista, para el futuro educativo de las masas, fue lo que no pudieron realizar quienes lo pugnaron por mejorar y expandir la educación; lo que no dejaron de exponer y repetir por todos los medios: la creación de un sistema nacional de educación capaz de producir las transformaciones del país.
Durante el Porfiriato la educación local se dejó bajo la tutela de los ayuntamientos y gobiernos estatales, pero al mismo tiempo el gobierno federal pretendió dirigir y controlar la educación elemental de todo el país.

Positivismo en el Porfiriato.

La palabra positivismo, utilizada para designar una serie de corrientes de pensamiento que tuvieron vigencia en México en el último tercio del siglo XIX y en las primeras décadas del XX, puede ser tomado en dos sentidos, uno estricto y otro amplio. El positivismo como casi toda la filosofía moderna, tiene ante si el espectacular desarrollo de las ciencias de la naturaleza. Y su máximo representante fue Augusto Comte.

Aunque el positivismo mexicano no había suscrito la religión de la humanidad que predicó Comte, no pudo sustraerse a los impulsos religiosos, no pudo ser definitivamente laico en los campos de intelecto y la educación.
El primer impacto oficial del positivismo en México fue propiciado por Juárez quien nombró una comisión compuesta por políticos liberales y científicos distinguidos para organizar la educación.
El éxito en la difusión del positivismo en México dejaba mucho que desear. Ya en los inicios de la época de Díaz había fracasado en su propósito de propagar el positivismo.
Díaz puso en práctica su política conciliadora bajo la consigna que popularmente se llamó pan y palo (favoritismo a los partidos y represión a los opositores). Su filosofía política era sencilla: para mantener la paz y garantizar el orden económico había que utilizar la fuerza física. “Paz, Orden y progreso”. El positivismo como sistema educativo adoptado en la Escuela Nacional Preparatoria fue la cuestión que afectó, principalmente en la ciudad de México, a la opinión pública por los años de 1880. El positivismo en política no era más que el empleo de la ciencia para diagnosticar y atacar los males sociales.

domingo, 29 de noviembre de 2009

2. LEYES DE REFORMA



La entrada del ejército Trigarante a la ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821, constituyó la culminación de una prolongada lucha política y militar. México se convirtió en una república federal. Diversos intelectuales y políticos de ideología liberal, como José María Luis Mora y Valentín Gómez Farías, promovieron el establecimiento de reformas que redujeron el poder y la influencia, e hicieran posible el surgimiento de instituciones civiles sólidas propias de un sistema republicano. En 1833, el gobierno del vice-presidente Gómez Farías, apoyado por el congreso, implantó las primeras reformas liberales de carácter federal, las reformas fueron derogadas por el presidente Santa Anna.



El 1º de marzo de 1854, el coronel Florencio Villareal proclamó el Plan de Ayutla, que había sido redactado por un grupo de liberales, dando comienzo la rebelión armada en contra del régimen del presidente López de Santa Anna. El plan exigía la destitución de Santa Anna, el nombramiento de un presidente interino y la convocatoria a un Congreso que emprendería la elaboración de una Constitución que organizara a la República en forma representativa y popular. Se adhirieron a la elaboración del plan y a la rebelión, Benito Juárez y Melchor Ocampo. El 9 de agosto de 1855, al encontrarse en inferioridad militar y desprovisto de apoyo por parte de la población, Santa Anna optó por abandonar el país.

Principales Leyes de Reforma.

1855 Ley Juárez: Promover la instauración de un régimen de igualdad social, suprimiendo los fueros y privilegios de la Iglesia, el ejército y otras corporaciones

1855 Ley Lafragua: Conceder a la ciudadanía una libertad de prensa acorde con las instituciones republicanas y liberales que se estaban construyendo.

1856 Ley Ocampo: Ley de suspensión de la coacción civil para el cumplimiento de los votos monásticos.

1856 Ley Lerdo: Eliminar el privilegio corporativo y poder de la Iglesia y otras corporaciones a favor de un régimen de igualdad jurídica y política.

1857 Ley Lafragua: Ley del registro civil

1857 Ley Iglesias: Ley sobre la administración de sacramentos.

1857 Ley que suprime la Real y Pontificia Universidad.

1859 Ley de nacionalización de bienes eclesiásticos y extinción de órdenes monásticas.

1859 Ley sobre el matrimonio civil: Transferir al gobierno civil el control administrativo sobre la población, disminuyendo así la influencia de la Iglesia sobre los mexicanos.

1859 Ley de secularización de cementerios.

1860 Ley de libertad de cultos: Establecer el derecho del ciudadano para practicar la religión de su preferencia. Fortalecer la separación entre la Iglesia y el estado. Facilitar la inmigración de europeos no católicos a México, que pudieran incorporarse a las actividades económicas.

1861 Ley de secularización de hospitales y establecimientos de beneficencia.

1863 Ley que extinguió las comunidades religiosas.

El 5 de febrero de 1857 el congreso proclamó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Valentín Gómez Farías, juró la nueva constitución al igual que todos los diputados ante un crucifijo y la Biblia.
La Constitución de 1857 organizó al país en forma de República representativa, democrática y federal compuesta por 24 estados, 1 territorio y 1 Distrito federal.



La guerra de reforma o guerra de los tres años (1858-1860)
El 1º de diciembre de 1857, en un ambiente de tensión generalizada y rebeliones, Ignacio Comonfort asumió la
presidencia constitucional de México y Benito Juárez la presidencia de la Suprema corte de justicia. Dos semanas más tarde Félix Zuloaga proclamó el Plan de Tacubaya, que exigía la supresión de la Constitución de 1857.
El 15 de junio de 1861, Juárez prestaba juramento como presidente de la República, tras haber sido designado como tal por el congreso.
El 5 de mayo de 1862, el gran ejército francés triunfador en importantes batallas, se enfrentó al ejército mexicano. Después de tres intentos por tomar los fuertes de Loreto y Guadalupe, los franceses fueron derrotados y obligados a retirarse.

Ante el incontenible avance del ejército invasor, el presidente Juárez abandonó la ciudad de México, resguardado por 500 soldados y acompañado por su gabinete. Para combatir las fuerzas franco-conservadoras, los liberales establecen una guerrilla permanente que mantenía asediadas a las tropas francesas, en especial en la ruta México-Veracruz.
El 10 de abril de 1864, Maximiliano aceptó la corona mexicana expidiendo los primeros de su gobierno. Tomó la determinación de aplicar las Leyes de Reforma, concernientes a la separación de la Iglesia respecto al estado y a la desamortización de los bienes eclesiásticos y de corporaciones, por lo que entró en conflicto la Iglesia mexicana y la Santa Sede.
En 1866 la situación militar se volvió en contra del Imperio debido a los ataques cada vez más frecuentes y devastadores de la guerrilla republicana. Las tropas de ocupación comenzaron a ser retiradas de México, poniendo de manifiesto la debilidad de Maximiliano. Algunos meses antes de estos acontecimientos, en julio de 1866 la emperatriz Carlota Amalia, esposa de Maximiliano, salió rumbo a Europa.

Maximiliano fue fusilado en el Cerro de las campanas junto con Miramón y Mejía, el 16 de junio de 1867, a pesar de la intensa presión que ejercieron las monarquías europeas sobre el presidente Juárez para que otorgara el indulto a Maximiliano.
El 15 de julio de 1867 Juárez hacia su entrada a la capital de la nación, en medio del clamor entusiasta del pueblo que recibía a los restauradores de la República. Con el objeto de establecer la vida democrática del país, en vísperas de la elección, existían en el país dos grupos de notoria influencia política. Por un lado estaba la generación del 57 y por el otro los militare
s.
Juárez fue postulado a la presidencia por el grupo paso del Norte y, el general Porfirio Díaz por el partido Constitucionalista, Juárez resultó electo presidente de la Suprema Corte de Justicia.
El 25 de junio se celebraron los comicios, en los que se registraron irregularidades, resultando Juárez vencedor.
Juárez y los liberales se daban cuanta de que si bien habían logrado un triunfo político, hacía falta fortalecerlo asegurándose un cambio en las conciencias de los ciudadanos del futuro, tarea que solo podía llevarse a cabo a través de un medio único: la escuela. A las materias de primaria elemental, moral lectura, escritura, gramática, aritmética, sistema de pesos y medidas y canto, se agregaba el estudio de las leyes fundamentales del país. Se pensaba que esto era suficiente para sentar las bases que permitirían la derrota espiritual del clero.

Se estableció que la educación primaria era gratuita para los pobres y obligatoria, se excluía toda enseñanza religiosa del plan de estudios. En cuanto a la educación secundaria, se permitía el estudio de perdonas del sexo femenino.
El 9 de Noviembre de 1871 el general Porfirio Díaz proclamó el Plan de la Noria, que rechazaba la reelección de Juárez y el control que éste ejercía sobre el Congreso y el poder judicial, enarbolando como bandera la lucha de la Constitución del 57.

El gobierno se preocupó por el mejoramiento de las condiciones de los trabajadores, impulsando legislaciones que disminuían la jornada de trabajo, incrementaban salarios y buscaban impedir los castigos corporales.
La segunda mitad del siglo XIX mexicano, se caracterizó por la confluencia de nuevos tipos étnicos, culturales que vinieron a hacer más complejas las estructuras sociales y culturales de México plural, heredado del periodo colonial
El 1º de diciembre de 1872 Lerdo de Tejada toma la presidencia.

Díaz emprendió la revuelta militar que doblegó a las fuerzas del presidente Lerdo, en noviembre de 1876. Algunos meses más tarde, el general Díaz resultaba electo presidente de la República, con lo que se iniciaba la nueva y definitoria etapa en la historia de la nación mexicana.


1. LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO








Antecedentes.

Durante La Colonia, México no era conocido como tal, su nombre era La Nueva España, los novohispanos, vivían en una sociedad rígida, autoritaria y paternalista, donde mandaba un Rey influenciado por la Iglesia.
La Nueva España era una sociedad dividida por clases sociales y grupos étnicos o castas: la clase de los gobernantes y los dueños de minas, los hacendados criollos ricos, los criollos ilustrados de las clases medias, los indios (descendientes de los nativos americanos), las castas (hijos de español y negro, indio y criollo, etc.) y los esclavos (en su mayoría de origen africano).
El trato de los ricos hacia las clases bajas es duro e injusto y a lo largo de La Colonia hay varias rebeliones de indios y esclavos. Todas son reprimidas con violencia.
Aunque todos los novohispanos son súbditos del Rey, solo los nacidos en España pueden aspirar a ciertos trabajos, cargos, propiedades, etc.
En 1808, Napoleón invade España apresa a la familia real y obliga al rey Fernando VII a abdicar a nombre de José Bonaparte. Pero el pueblo español resiste. Rechaza a Bonaparte y lucha contra el ejército invasor. Esto pone en cuestión el fundamento mismo del poder da la Corona española.
Un intelectual criollo, el licenciado Verdad convence al virrey Iturrigaray de que convoque a una reunión de novohispanos notables con la idea de que la autoridad le viene al Rey de Dios, pero a través del pueblo. O sea que el pueblo es el que debe decidir.
Estas ideas ponen en peligro los privilegios que tienen los nacidos en España.
Los criollos le son fieles al Rey y no se les ocurre separarse de la casa real, pero quieren poder para administrar en territorio y revisar algunas leyes.
Aterrados por esta situación se da un golpe de Estado y encarcelan al virrey Iturrigaray.
En diversas partes de La Nueva España se organizan conspiraciones contra el gobierno que encarceló ilegalmente a Iturrigaray. En Querétaro hubo una donde participó Miguel hidalgo, cura del pueblo de Dolores y un oficial del ejército de nombre Ignacio Allende.

En esas fechas era muy arriesgado participar en una conspiración. La gente tenía miedo y por lo tanto traicionaba a los conspiradores, estos eran tratados con brutalidad.
La conspiración de Querétaro es descubierta y la esposa del corregidor de Querétaro, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, le manda a decir a Allende e hidalgo que corren peligro.
Los conspiradores sabían que si los detenían, les esperaba la cárcel, tortura y humillaciones. Entonces Hidalgo decide pasar a la ofensiva.
Entonces el 16 de septiembre de 1810, Hidalgo da el grito de Dolores, que fue un llamado a la insurrección general contra el régimen. Con ese grito se da el movimiento de Independencia.

El movimiento.

Hidalgo se vuelve popular ante la gente y el pueblo lo seguía porque creía en el y en lo justo de su causa y además lo siguen porque creen que defiende los valores de la Iglesia (no por nada toma como bandera a la Virgen de Guadalupe). Los más pobres se rebelaban porque estaban hartos de las injusticias y abusos de las clases altas. Decenas de miles de indios, esclavos, hombres y mujeres de todas las clases y castas se sumaban al movimiento y esto hace que se convierta en una insurrección popular. Estaban mal armados, pue
s solo contaban con piedras, machetes, etc. al poco tiempo ya eran más de cien mil alzados.






Desde el primer momento, los españoles, la mayoría de los criollos y los jefes de la Iglesia reaccionan con susto y furia contra el movimiento. Piden mano dura, excomulgan y escriben folletos donde insultan a Hidalgo y a su gente.
Muy pronto el discurso de Hidalgo se radicaliza. Cada vez habla men
os del Rey, se distancia de la jerarquía católica y empieza a pensar en una Independencia total de España. La prueba de su rompimiento con la vieja legalidad colonial está en que hace leyes en nombre del pueblo: queda abolido el régimen de castas, la esclavitud, se decreta el fin de los pesados tributos que dañan a la población, se permite la confiscación de los bienes europeos, se le restituyen sus tierras a los indios, se publica un periódico: el despertador americana, ejerciendo la libertad de imprenta. Todos los decretos de Hidalgo son manifestaciones de la voluntad popular y actos de soberanía. Como ocurre en muchas insurrecciones populares, la masa levantada llega a ser incontrolable. Allende quiere calmar al pueblo, pero el cura tolera los excesos originados por el ánimo de venganza. Los hombres se sienten libres, por vez primera, pero libres también para cometer abusos, como ocurre en Guanajuato con la toma de la Alhóndiga de Granaditas.
El 30 de octubre de 1810, en el cerro de las Cruces se da un enfrentamiento muy importante entre las tropas insurgentes y el ejército realista. Tras una batalla más de 2500 realistas bien armados son derrotados por unos 80000 insurgentes, desorganizados y mal armados.
Hidalgo llega a Guadalajara, donde intenta hacer un gobierno. Allí el
cura emite varios decretos, preside actos oficiales y se hace llamar Alteza Serenísima. El ejército insurgente es derrotado en Puente de Calderón, cerca de Guadalajara.
Después de sufrir varias derrotas más. Surgen pugnas entre allende e hidalgo. Al cura se le culpa de la crisis del movimiento, se le retira el mando militar y lo tratan casi como a un preso.
En 1811, en el norte de México, Hidalgo y Allende son hechos prisioneros por los realistas. Se les juzga y se les condena a ser fusilados. Como escarmiento cuelgan sus cabezas de la alhóndiga de granaditas en Guanajuato.


Tras la muerte de Hidalgo y Allende, la insurrección popular no cesa. Al contrario sigue creciendo vertiginosamente. Por todo el territorio la gente más pobre, los esclavos, los indios, los mineros se juntan en turbas mal armadas.
Morelos un cura pobre con escasa preparación, pero inteligente militar y político, de casta indio y negro, este discípulo de Hidalgo plantea la necesidad de un gobierno emanado del pueblo. Su texto Sentimientos de la Nación sienta las bases del Estado Mexicano: el fin de la esclavitud y de las castas, leyes iguales para todos, etc.


A lo largo de 1811, Morelos gana diferentes batallas en el sur del país y organiza en Tecpan la primera provincia independiente.
Morelos convoca a un congreso que redacte una constitución de la América mexicana. La constitución de Apatzingan de 1814 ya no proclama al Rey sino a la República. Se hace llamar siervo de la nación.
Morelos cae prisionero de los realistas en 1815, lo juzga la Inquisición, es degradado y se le fusila a fines de se mismo año.
Para 1817, los insurgentes que quedan son derrotados o comprados por los realistas y ya solo quedan caudillos regionales defendiendo sus causas.
Pero a pesar de todo, los insurgentes siguen luchando, sobre todo en el sur, donde Vicente guerrero consigue triunfos, logra armar un ejército respetable y mantiene el control de algunos territorios.
La situación política no es fácil, pues sigue la guerra civil. Los realistas ni convencen ni pueden acabar con los insurgentes que están golpeados, pero no se dan por vencidos.
Agustín de Iturbide, criollo, se une a las fuerzas realistas para combatir a los insurgentes. Es cruel hasta con su tropa. Hace una guerra de exterminio contra
los insurgentes: arrasa pueblos, encarcela parientes de rebeldes y ejecuta a cientos sin juicio.
En 1821 Iturbide concibe el Plan de iguala que consiste en hacer del territorio un país independiente, pero gobernado por un Rey de la familia real española. Este proyecto desecha las ideas de Morelos, pero es aceptado por los insurgentes, pues es una salida política.
El 27 de octubre de 1821, Iturbide jura la Independencia del imperio mexicano.la casa real española se niega a enviar a un rey e Iturbide acaba coronándose emperador de México en mayo de 1822.
El periodo de formación del estado nacional mexicano supone un replanteamiento de la consumación de la Independencia. Durante las primeras décadas del siglo XIX la nación existe formalmente gracias a la presencia de un estado reconocido como tal por la mera emancipación política, pero frágil e inestable, cuyo reflejo más visible fueron los proyectos e intereses de grupos que se turnaron su control. El espacio geográfico de 1821 sobre el que la guerra de Independencia había asegurado el control de los herederos de poder colonial, difícilmente puede ser considerado como un Estado sólido y mucho menos como una nación.
Durante la primera mitad del siglo XIX se presentaron dos grandes obstáculos para la consolidación del estado en primer lugar, el estado se enfrentó al desmesurado poder tanto económico como político de la Iglesia y en segundo lugar el precario desarrollo de la economía impidió que se obtuvieran recursos para la reproducción del Estado.
El gobierno mexicano procuró fomentar actividades culturales, que dieron mayor brillo a su renombre internacional, y que le permitieran presentar al país como nación culta o en camino de serlo. La capacidad del pueblo mexicano dio al gobierno como cierta esperanza de poder combatir y vencer la ignorancia y pobreza reinantes. Creían que la educación primaria era la salvación del país, el asunto era echarla a andar y hacerla funcionar. Las letras y el catecismo eran las armas que permitirían, aunque fuera a largo plazo, lograr esta meta y realizar la grandeza nacional.